sábado, 9 de enero de 2010

El amor y las piscinas

Mi primo me dijo una vez que el mejor momento para conocer el amor de tu vida era entre los 22 y los 25. Si aparecía antes no sabías valorarlo como merecía porque siempre pensamos que el mañana nos traerá algo mejor y si llegaba más tarde, pagabas los miedos, fracasos y frustraciones que habías tenido en el pasado, quizá por eso, llegada una edad, resulta difícil encontrar a ese “alguien especial”.

Yo lo comparo con una piscina (ya sabéis que no ando muy bien de la cabeza). La primera vez que te enamoras te subes a lo más alto del trampolín y desde tan arriba no ves si hay agua o no, pero no importa, te lanzas con una doble pirueta y tirabuzón y te partes las piernas. La segunda, coges carrerilla pero te escurres en el borde. La tercera, saltas de cabeza y te la abres...

Después de varios intentos, apareces con manguitos y flotador, pruebas el agua con el pie antes de entrar y decides bajar por las escalerillas, pero... un peldaño está suelto y te la vuelves a pegar... así hasta que llega un momento en el que a tu set de baño incorporas todo lo inimaginable: casco, rodilleras, coderas, protección para la espalda... Y sin reconocerte ni a ti misma te sumerges.

Cuando compruebas que no pasa nada, cuando vuelves a confiar, te das cuenta que debes ir quitándote cosas para disfrutar, pero lo haces poco a poco, no sea que algo falle... y como te has puesto tanta mierda encima, antes de que termines y vuelvas a ser tú misma se acaba el verano y vuelven a vaciar la piscina.

No sé cual es la mejor solución, pero yo, y a riesgo de no llegar al próximo periodo estival, prefiero seguir tirándome desde el trampolín.

5 comentarios:

Claudia Rodríguez dijo...

Faltaría agregar la etapa de "después de los 25" cuando ves que se te está "pasando el arroz", porque sientes que ya no puedes esperar al próximo verano, ni te importa que la piscina esté llena sólo un cuarto de su capacidad. La cuestión es conseguir disfrutar de la piscina lo antes posible para no pasar el largo invierno sola. Algo así... Creo que soy igual de descabellada que tú; me sentí identificada con el símil amor-piscina :)

Síndrome Coleccionista dijo...

Toda la razón, una vez q tienes una mala experiencia ya pagan los platos las futuras relaciones ... asi es la supervivencia

I love her dijo...

que valiente eres. Yo por lo general siempre lo he sido, menos con ella. Qué cosas verdad? cómo te va todo bonita? espero que te esté llendo todo bien por allí arriba. Mil besitos

Fernanda Hoffman dijo...

Yo a pesar de los años y los amores desafortunados sigo tirandome a la pileta, y sigo golpeandome como una bestia.

Me encanto el post y me gusta como escribis!

Gracias por traerme hasta aca :)

Besos Elenilla

MaRciAnA dijo...

vaya asuntico ..muy buena la metafora de la piscina que vaina a veces creo que tantos miedos inherentes a la condicion de humanos nos nos dejan vivir, nos nos dejan disfrutar los efimeros momentos de felicidad que se presentan en nuestras vidas ... . por eso a veces busco estar abierta a las posibilidades a reinventar la forma de amar a vivir .