domingo, 30 de diciembre de 2007

Polvos de ángel

Imagínate con los ojos vendados, completamente desnuda y unas plumas acariciándote la piel de arriba abajo, preferiblemente un día en el que estuvieras descansada por no quedarte dormida... empezando por tus labios, relamiéndote y probando los polvos que se van quedando pegados por la humedad de haber sentido mi lengua instantes antes, deslizándose por tu cuello, sintiendo un cosquilleo por tu pecho, notando como se endurecen tus pezones, queriendo relajarte y a la vez tensa, con ganas de que se acabe tanta plumita y que te folle, pero también pensando "no te pongas bruta que es un momento romántico", recorriendo tu vientre, tu ombligo, llegando a tu coño y justo antes de profundizar en él desplazándose por tus ingles para llegar a tus muslos, por la parte interior de ellos, subiendo hasta el exterior mientras sigo bajando hasta tus rodillas, gemelos y espinillas, llegando a tus tobillos para terminar en tus dedos... y son precisamente en ellos por donde empiezo a comerte esa sustania de "ángel" que se ha ido manteniendo en tu cuerpo pese a los ligeros movimientos, labios y lengua, ahora no sientes nada más que eso, no sabes como se siente el contacto de mi piel en ese momento ni si mis manos existen...

Subiendo por tus piernas siguiendo el mismo trayecto que minutos antes te había acariciado de extremo a extremo algo completamente ajeno a mí, sintiendo algo que se mueve, húmedo, caliente...

Mi boca deteniéndose entre tus piernas, bordeando tu sexo primero con la punta de mi lengua y luego a lametones, con el piercing introduciéndose en tu vagina, llenándome de ti, mezclando mi saliva con tus fluidos, perdiendo mi cabeza y metiéndote la lengua como si fuese a estirarse y llegarte al fondo, clavarse en tu coño, sin parar de moverse, entrando y saliendo, deteniéndose brevemente en subir hasta el principio de él para volver a bajar, hasta que definitivamente se para en tu clítorix, pequeñito, llamando a gritos que crezca entre mis dientes, apretándolo con suavidad sin dejar de chuparte, de arriba abajo, círculos, rozándole, comiéndomelo...

Por primera vez, no tiras de mi cabeza ni intentas levantarme, tienes tantas ganas como yo de correrte en mis labios y yo estoy dispuesta a quedarme horas allí perdida, porque me encanta, porque me encantas...

Tus movimientos comienzan a ser más rítmicos, a apretarte contra el colchón, a arañar las sábanas, a buscar mi brazo para aferrarte, a gemir cada vez más rápido...

No hay comentarios: