No es porque no tenga pareja estable, más bien mis razones para no plantearme tener hijos por ahora son la edad, mi inmadurez emocional y mi economía, creo que son más que suficientes para no traer al mundo a Noah y a África… es decir, que quiero y me gustaría tener descendencia, cuidar a una cosita chiquitita y darle todo el cariño del mundo.
Sobre si me gustaría quedarme embarazada… no me importa, pero creo que ese instinto maternal tampoco lo tengo muy desarrollado, lo que significa que si el día de mañana encuentro a alguien que me aguante y esté dispuesta a tener tres niños/as (incluida yo) en casa y se muere por albergar un ser dentro de sí, estaría igual o más que encantada, porque no tener esperma no significa que vaya a ser menos mío, además, me gustaría que Noah fuese adoptado…
Demasiados planes de futuro son malos, cuando esperas siempre lo haces a lo grande y el mundo o las circunstancias difícilmente corresponden tus expectativas, lo que implica desilusiones por cosas que sólo tú te has creado en la cabeza.
Sin embargo, había una opción que no me había planteado y que me parece una gran idea, pero como todas las genialidades siempre hay algo que impide su realización, en este caso la ley, así que os resumiré la historia que he encontrado en El País: Verónica Bolufer y Mónica Catalá son pareja, de sobra entendido que también lesbianas, aunque no necesariamente… el caso es que recurrieron a la inseminación artificial sin éxito, por lo que decidieron que una de ellas donaría los óvulos para que fuesen implantados e inseminados en la otra, siendo así y en toda regla fruto de ambas.

Demasiados planes de futuro son malos, cuando esperas siempre lo haces a lo grande y el mundo o las circunstancias difícilmente corresponden tus expectativas, lo que implica desilusiones por cosas que sólo tú te has creado en la cabeza.
Sin embargo, había una opción que no me había planteado y que me parece una gran idea, pero como todas las genialidades siempre hay algo que impide su realización, en este caso la ley, así que os resumiré la historia que he encontrado en El País: Verónica Bolufer y Mónica Catalá son pareja, de sobra entendido que también lesbianas, aunque no necesariamente… el caso es que recurrieron a la inseminación artificial sin éxito, por lo que decidieron que una de ellas donaría los óvulos para que fuesen implantados e inseminados en la otra, siendo así y en toda regla fruto de ambas.
Ahora bien, a los legisladores se les ha olvidado un pequeño detalle a la hora de establecer las nuevas “reglas” de la reproducción asistida: “la donación de gametos debe ser anónima y no puede solicitarse o hacerse para una persona en concreto salvo en el caso de un marido que ceda esperma para fecundar a su mujer”, por lo que las protagonistas de esta historia siguen a la espera de que la comisión nacional se pronuncie.
No sé cual será su decisión, sí que la tengo muy clara si se produce un cambio de legislatura, porque al fin y al cabo lo de que lo llamen matrimonio o no a mí me da igual, ¿es un sacramento?, pues que le digan “unión” o como se les ocurra, lo importante es lo que conlleva, pero lo que no me es indiferente son cosas como esta ya que uno siempre termina planteándose preguntas: ¿es por qué son lesbianas? ¿habría menos pegas si una hermana quiere donar su óvulo a otra que tiene problemas de fertilidad?
No sé cual será su decisión, sí que la tengo muy clara si se produce un cambio de legislatura, porque al fin y al cabo lo de que lo llamen matrimonio o no a mí me da igual, ¿es un sacramento?, pues que le digan “unión” o como se les ocurra, lo importante es lo que conlleva, pero lo que no me es indiferente son cosas como esta ya que uno siempre termina planteándose preguntas: ¿es por qué son lesbianas? ¿habría menos pegas si una hermana quiere donar su óvulo a otra que tiene problemas de fertilidad?
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