Permitidme que este video se lo dedique a Dana Fairbanks, porque en la vida todo vuelve, como dice el título todo es cíclico, aunque sea en forma de recuerdo…
No sé si seguiréis The L Word desde el principio o la acabaréis de descubrir, sea como sea, echad un vistazo cinco años atrás y miraros ahora, vuestro alrededor, la gente que sigue ahí a pesar de todo e incluso conociéndoos más de la cuenta, los que se han ido y de los que ya casi ni te acuerdas, quienes han llegado nuevos a vuestras vidas, los momentos que os han dado, lo que habéis aprendido, el daño causado por una u otra parte, las veces que se ha roto una relación y habéis vuelto a aquel primer amor que os marcó porque teméis que ya nada sea igual y no volver a sentirlo.
No sé si seguiréis The L Word desde el principio o la acabaréis de descubrir, sea como sea, echad un vistazo cinco años atrás y miraros ahora, vuestro alrededor, la gente que sigue ahí a pesar de todo e incluso conociéndoos más de la cuenta, los que se han ido y de los que ya casi ni te acuerdas, quienes han llegado nuevos a vuestras vidas, los momentos que os han dado, lo que habéis aprendido, el daño causado por una u otra parte, las veces que se ha roto una relación y habéis vuelto a aquel primer amor que os marcó porque teméis que ya nada sea igual y no volver a sentirlo.
Pensad también un poco en los cuernos, los que pusisteis (no siempre hemos sido unas santas) y los que os plantaron, los que no veíais venir y los que sí, las lágrimas que derramaste y las que hiciste derramar, las promesas incumplidas y los sueños rotos, la cura del tiempo, las cicatrices del alma, tu desconfianza actual, quizá el miedo, la imposibilidad de entregarte entera y los pasos precavidos.
Recordad todo aquello para volver a los 15, 16 o 17 años, cuando lo único que importaba era sentir y luchar por lo que querías, porque en el fondo, aunque estemos inmersas en nuevas responsabilidades o ritmos de vida, esas ganas eran el verdadero camino a lo que se entiende por felicidad.
Recordad todo aquello para volver a los 15, 16 o 17 años, cuando lo único que importaba era sentir y luchar por lo que querías, porque en el fondo, aunque estemos inmersas en nuevas responsabilidades o ritmos de vida, esas ganas eran el verdadero camino a lo que se entiende por felicidad.
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