martes, 15 de abril de 2008

La historia de mi vagina elástica

Me acuerdo perfectamente de mi primera vista al ginecólogo. Llevaba tres días ingresada en gastro por una “enfermedad” desconocida que a día de hoy sigo sin saber cual fue y una vez me hicieron cuarenta pruebas decidieron que no era del aparato digestivo y que podría ser del reproductor. Me citaron para el siguiente mes, con el consiguiente cabreo de mi madre y la “bajada de pantalones” respectiva de una señorita que me hizo un hueco en la consulta al día siguiente (pobre, no conocía a mi progenitora de mala leche)

El caso es que siempre esperas que sea mujer por evitar ciertas incomodidades y cuando entré por la puerta pensé que tuve suerte (pese a su cara de pocos amigos)… me equivocaba. Una vez con las piernas abiertas de una pared a otra me llevaron a una sala y digo bien, en plural, allí estaba hasta el apuntador para hacerme una ecografía: la doctora, dos chicos jóvenes en prácticas y una vieja (nada de pedir permiso no sea que me negase).

El “consolador” blanco con cámara último modelo enfundado en un preservativo original (ni colores, ni sabores) hasta el fondo y todos asomados, salvo momentos puntuales que miraban a la pantalla, como si fuese a dar a luz en ese mismo instante… y eso que fue la respuesta más requerida desde que entré: ¿tienes posibilidades de estar embarazada? Aunque contestes que no siempre hay alguien que te mira con recelo (y yo pensando… como sea que sí me santifican)

Luego empiezan las preguntas incómodas (¿nadie les ha dado clases de sutileza u homosexualidad a los ginecólogos?):

- ¿Qué método anticonceptivo usas?
- Ninguno
- Bueno, usarás alguno… condón al menos – y añade para más inri- no voy a contárselo a tu madre.
- No, no uso ninguno (debería decirle que guantes de latex a ver cómo se queda)
- A ver, lo que está claro es que mantienes relaciones sexuales
Medito… ¿tengo cara de folladora nata?
- Sí, pero sin penetración
Le faltó reírse, a ella y a la media clínica que tenía rodeándome en el cuartucho, eso y ponerme un flexo apuntando directamente a la cara (a todo esto recordar que yo seguía espatarrada… por poneros en situación)
- Mira, no hace falta que me mientas.
¿Pero esta tía es estúpida? Así que provoca lo que sabes que no quiere escuchar.
- No te miento, soy lesbiana y nunca me he acostado con un hombre.
Silencio incómodo…
- Entonces te habrás metido algún instrumento (por entonces mis experiencias habían sido todas manuales)
- El extintor... – me entraron ganas de contestarle… fui un poco más prudente con un simple No.
- Ah, entonces tienes la vagina elástica.

Y punto, esa fue su conclusión después del interrogatorio y hacerme pasar uno de los peores ratos de mi vida, así que no me ha extrañado el artículo que he leído en la página argentina criticadigital.com en el que también hablan de la escasez de información o estudios respecto a las enfermedades de transmisión sexual entre las lesbianas… pero esta ya es otra historia para más adelante.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola guapa, no es que te tuviera olvidada, es que ando fatal. Me he reído mucho con este post. Ves? tu (piii)oño es único :-)

Anónimo dijo...

´

Wuau!!!

Nunca pense que entre mujeres tambien podias contagiarte el papiloma.

¿que mas sabes respecto de estos temas?
Es super interesante, si tienes mas informacion, te recomiendo publicarla ya que tu blog se dedica a este tema.

Suerte y gracias por la info.

Paz Cartera dijo...

Un ginecólogo de aquí, menos mal que no era mi primero, también tuvo su momentito de gloria tras un breve interrogatorio sobre mis métodos anticonceptivos. Al decirle yo que no utilizaba ninguno, que no, de verdad, pero que sí mantenía relaciones sexuales... y justo cuando me disponía a decirle que era lesbiana y felizmente casada, empezó con su perorata interminable de "vosotros los jóvenes creéis que nunca os pasará nada... no sabéis los riesgos que corréis... etc, etc". Después de dejarlo hablar un rato (cuanto más, mejor, más idiota se iba a sentir luego), se lo dije, y procedió a disculparse, darme una receta y mandarme para casa, a toda leche :D

Tienda SexShop dijo...

Que guapa como siempre! La historia es excitante, bella y hecha solo para el placer. Muchas gracias por compartir este gran secreto.