martes, 11 de octubre de 2011

Fiera Domada

Su nombre me taladra el inconsciente llenando de demonios mi consciencia. Respiro sobre su nuca igual que antes tú lo hacías sobre su sexo. Ella no me ve, pero estoy ahí, aguantándome las ganas de arrancarle la piel a jirones, de morderle lo que le quede de alma y escupirla… quizá me envenene si la rozo… o quizá mi mierda sea más tóxica. Ni ella tan puta ni yo tan santa.

Tú, domadora de fieras, escondes los colmillos bajo las lágrimas. No me encierres en la jaula con ella, no me saques a la pista, no dejes que la huela, que sienta su presencia, que escuche sus pisadas. No quiero saber cómo la alimentaste con tu boca ni cómo lamiste sus heridas mientras ella te chupaba la sangre.

Llagas abiertas, marcas por cada resquicio de tu piel y tu memoria, intentando cicatrizar sin éxito. Te retuerces en el estiércol con el que abonaste las vistas de un dormitorio que ni siquiera era tuyo, mientras a mí me cortas la cabellera y las garras para poder protegerte en mi regazo.

Eres tú quien me ha hecho creer que existe la libertad aunque esté encerrada. Has hurgado en cada milímetro desparasitando mis entrañas. Te debo cada latido y por eso mismo odio a quien te roba el aliento. Quedan minutos, horas, días… puede que semanas. Apretaré la mandíbula, me acicalaré para el espectáculo, entretendré al público, seguiré las instrucciones para las que he sido entrenada tantos años… pero nunca te confíes porque saltaré sobre su yugular ante cualquier movimiento.

3 comentarios:

sugarless dijo...

Oh!!que bello, y que alegria que hayas escrito nuevamente en tu blog...me encanta!! ^u^

Anónimo dijo...

en ocasiones me he sentido así... cortan tus alas y no puedes ni quejarte. esperas que todo pase, o al menos unas palabras de ánimo/consuelo... pero como la paz de "muerto el perro se acabó la rabia" nada habrá. se puede aniquilar a las parsonas pero no los recuerdos, al menos sin intervención quirúrgica.
deberías seguir escribiendo, no lo haces mal y ayuda a las deambulantes almas incomprendidas.

Anónimo dijo...

quien coarta tu libertad de expresión/acción no te quiere