miércoles, 26 de mayo de 2010

Las servidoras de las musas. Roles y estereotipos de las mujeres homosexuales en Chueca (VI)

Introducción
Unos cuantos "por qué" generales
Unos cuantos “por qué” sobre la homosexualidad femenina
Butch/Femme, kiki, lesbian chic y lipstick lesbian
Roles y estereotipos

Toma de contacto

En Puertollano, la primera mujer abiertamente lesbiana que conocí llevaba pelo corto, sin maquillaje, pantalones de pinzas y camisa de hombre, sus gestos y comportamientos eran desafiantes, viriles, se mostraba machista, altiva, y no dudó en utilizar la violencia cuando fue necesario. Salía con otras dos chicas que correspondían al estereotipo femenino y que repetían continuamente una frase que se me haría muy familiar años después: “yo soy heterosexual, sólo me gusta ella”, cuando ni siquiera sabían que eran tres en la relación, ni que con el tiempo, volverían a repetir la experiencia con diversas personas de su mismo sexo, hasta día de hoy, en el que las parejas de ambas es alguien del sexo masculino.

Durante mi adolescencia esta imagen volvería a repetirse varias veces, por suerte, sin cuernos ni manifestaciones agresivas por medio: aquellas que se definían como homosexuales adoptaban roles de hombre, algunas pedían que se les llamase como a uno y se dirigiesen a ellas en masculino, cambiando por completo su identidad de género, utilizando consoladores o calcetines a modo de falo para simular paquete (posteriormente las mismas se someterían a operaciones de cambio de sexo o se hormonarían). Eran y son las butch españolas que Gimeno (2007, p.266) se empeña en dudar de su existencia, quizá porque en la actualidad se les identifica como transexuales, por lo que butch dejaría de tener validez a no ser que se le equiparase con “camionera”.

Otras, sin embargo, camuflaban su físico y aparentaban ser un hombre, pero no adoptaban roles masculinos, era un “disfraz” que la mayoría se quitó con el tiempo.

He de decir que no conocí a ninguna que cumpliese el prototipo femme porque pese a reflejar todos sus rasgos físicos y “comportamentales”, salían con un hombre y tenían escarceos con mujeres, o bien, mantenían sus relaciones lésbicas en secreto (todavía lo hacen). Cuando les preguntabas sus razones decían que ellas eran heteros y no querían que el resto las viese como “bolleras” o que sus familias no debían enterarse (llegaron a amenazar a sus parejas para que mantuviesen la boca cerrada). Para mí, se debía a una homofobia auto-infringida.

No pretendo basar mi estudio en las puertollanenses, pero entiendo que en sitios como Barcelona o Madrid no se vive igual la condición sexual que en pequeños pueblos de la península, y me parecía necesario mencionarlas puesto que sus voces son también las mías y sobre todo, porque lo considero esencial para poder hablar de diversidad e incluso para establecer ciertas similitudes y diferencias respecto a aquellos sitios en los que existe una subcultura, de la que hablaremos más adelante, que te permite ser escuchado, respetado o simplemente ser tú mismo.

Bibliografía

1 comentario:

Vania dijo...

hola que tal! permítame felicitarlo por su excelente blog, me encantaría tenerlo en mis blogs de entretenimiento. Estoy segura que su blog sería de mucho interés para mis visitantes !.Si puede sírvase a contactarme ariadna143@gmail.com

saludos