sábado, 2 de febrero de 2008

Salir del armario III

Leer primera y segunda parte.

Para ella era algo normal, creo que nunca llegó a pensarlo o si lo hizo desde luego me llevaba siglos de ventaja evolutiva, tan bien se lo tomó que cuando me veía hablando con Amor se acercaba a mí, me daba un codazo, me guiñaba un ojo o empezaba con las tonterías propias de la edad: “que está ahí, acércate”, “¿qué te ha dicho?” y las risitas de un pavo a punto de estallar.

No entendía nada, eso no era posible, yo no quería ser un chico, estaba bien como estaba, ¿qué me pasaba? Nada que no se pudiese solucionar pidiéndole salir a Rodrigo, que se sentaba justo delante y que en ese momento fue el que más a mano me pillaba, él me dijo que sí y empezaron meses de besos llenos de babas, una ducha continua, ¿por qué quedaría tan bonito en el cine y tan asqueroso en la realidad?

Siete meses y una bofetada final por mi parte que nunca tuvo motivo, eso fue todo, además de cartas y una parte de mí que se empeñó en darlo todo por esa relación sin futuro. Creí durante mucho tiempo que mi empeño porque saliese bien era por negar lo evidente, luego comprendí que se trataba de otra cosa con la que tendría que pelear a lo largo de mi vida y que me hacía entregarme al 100% fuese quien fuese mi pareja, aunque no estuviese enamorada.

Pasaron los años, salí con chicos y a los dos meses me cansaba, lo mismo que me duran ahora las relaciones con tías, con la diferencia de que entonces yo les dejaba a ellos, jugaba a balonmano con el equipo del colegio y a los 14 años pasé al local… vestuarios compartidos, viajes todos los fines de semana y compañeras que me sacaban desde uno a veinte años más, puesto que en alguna ocasión, me tocó estar en Primera División femenina porque la portera suplente no estaba, fue aquí donde descubrí que las lesbianas existían.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta la cosas q escribes, aunq no te deje comentarios todas las semanas entro para leer lo nuevo que as puesto.

Um besito wapa.

=)